LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA... UNA ASIGNATURA PENDIENTE ???

La enseñanza de la Filosofía: ¿una asignatura pendiente?

Filosofía: ¿asignatura a enseñar o actividad a compartir?

La Filosofía: ¿enseñar a pensar o pensar la enseñanza?

La Filosofía como asignatura comprende (o puede comprender), entre otras cuestiones, la descripción de los sistemas de Sócrates, Platón, Aristóteles hasta los contemporáneos como Heidegger y / o Sartre. Todo ello me parece válido pero no siempre coherente con lo que pretendemos de esta disciplina: supuestamente, enseñar a pensar. Me pregunto entonces si la enseñanza de la Filosofía no será una asignatura pendiente.

La Filosofía aparece como la disciplina señalada con un objetivo específico: enseñar a pensar. Mientras tanto, los docentes repetimos en clase una sucesión de pensamientos pensados por otros, de vez en cuando dejamos entrever nuestro propio pensamiento y, sobre todo, pretendemos que el alumno aprenda a formar el suyo propio, pero, eso sí, a la hora de evaluar resultados, desaprobamos a quien no repita lo que nosotros docentes repetimos en clase. ¿Cómo calificar esto?: ¿comodidad, falta de creatividad, soberbia, ignorancia, miedo? Sí, miedo: ¿saben cómo asusta encontrarse con gente que piensa? No es mi intención generalizar, pero es frecuente que así ocurra.

Voy a permitirme comentar una situación personal: en la Facultad de Humanidades, previo a que uno inicie su carrera específica, se cursa un Primer Año Común a las diferentes carreras que allí se dictan. En una de las materias, como requisito de aprobación por promoción directa, había que hacer un trabajo de investigación, entregar un escrito y defenderlo en coloquio. En la consulta previa al cierre del trabajo, la profesora insistía en la modificación de unos párrafos que no tenían nada que ver con datos concretos sino más bien con apreciaciones personales. Se me ocurrió decir: “había entendido que la consigna indicaba entregar un trabajo y defenderlo”. Cuando la docente me confirmó que había entendido bien, le repliqué: “Sólo podría defender y fundamentar mi opinión, no la suya”.

La niñez es una etapa potencialmente filosófica: al niño no hay que enseñarle a pensar como algo que viene dado desde afuera, sino que hay que dejarlo pensar como consecuencia de su propio proceso de desarrollo. (Baili, Eve; Edwards, Ernesto; Pintus, Alicia, Filosofía apta para todo público, Homo Sapiens Ediciones, Rosario, 1999.)

Asimismo no estaría demás que otras disciplinas (por no decir todas) recurran a esta como auxiliar. Considero que la Filosofía debiera estar a modo de SOS, ayudando a sortear obstáculos, llenar huecos, escribir las páginas en blanco que dejan precisamente en blanco el resto de las disciplinas. Y más aún: esas disciplinas  tal vez crean haber completado (o creen completar) absolutamente todas las páginas porque están seguras de haber dado todas las respuestas posibles. En tanto la Filosofía nos enseña a relacionarnos con la duda. Me parece que aún hay algo que se nos escapa: el resto de las ciencias podrán creerse dueñas del conocimiento mientras que la Filosofía nos acompaña en el proceso de saber. Ese saber implica cuestionar incluso al propio conocimiento y ese proceso implica no creer que hayamos llegado a poseerlo.

SANDRA ARTO

Prrof./Lic. en Filosofía